Hace casi 200 años, un joven sacerdote francés inició un camino del cual nosotros somos una curva más: evangelizar a través de la educación, al estilo de María. Así, Champagnat fundó una obra internacional que lo recuerda cada 6 de junio, día en que partió al encuentro con el padre.
Hombre sencillo y de trabajo. Su filosofía radicaba en la presencia y cercanía desde conseguía una simple misión: Dar a conocer a Cristo y hacerlo amar. Champagnat aún respira en nuestros patios, los que se llenaron de deportes, concursos de destrezas y de conocimientos.